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Educación
02 jun 2021

La importancia de la voz como herramienta docente

Editado el 02 Jun. 2021

La voz es la herramienta de trabajo esencial de maestros y profesores. Sin embargo, su uso continuado durante 6-8 horas al día, los cambios de grupo de alumnos de diferentes niveles educativos, el ruido, las condiciones ambientales (temperatura, humedad y ventilación), el polvo, la acústica de las aulas, el estrés, etc. inevitablemente pasan factura. La voz acaba deteriorándose, perdiendo claridad y potencia. 

Desde la Escuela de Innovación Educativa de la Universidad Europea, vamos a darte algunos consejos y cuidados de la voz para docentes.  

¿Cuáles son los problemas de la voz más comunes?

Las alteraciones o enfermedades relacionadas con la voz no solo suponen algo incómodo para un docente, sino que incluso pueden llegar a ser motivo de baja laboral para aquellas personas que las padecen. Es más, los profesores tienen 3 veces más posibilidades de desarrollar alguna patología orgánico-funcional en la voz en comparación con otras profesiones, según un estudio publicado en la revista médica The Annals of Otology, Rhinology and Laryngology.  

Los trastornos de la voz que afectan al ámbito de la docencia con mayor frecuencia son: 

  • Molestias en la garganta al hablar (tos, dolor, ardor, sequedad, cansancio, etc.)
  • Fatiga vocal
  • Voz ronca o áspera 
  • Intervalos de pérdida de voz 
  • Disfonía (pérdida parcial de la voz)
    • Esporádica o transitoria
    • Crónica o irreversible, provocada por afecciones mal curadas 
  • Afonía (pérdida total de la voz)
  • Lesiones no cancerosas en las cuerdas vocales (nódulos, pólipos, quistes laríngeos, etc.) 

Causas de los trastornos de la voz

Son muchos los factores que pueden contribuir al deterioro del aparato fonador de un docente. A los que comentábamos al inicio de este artículo, habría que sumarles algunos otros como, por ejemplo, son: 

  • Sobreesfuerzo y abuso de la voz: hablar en exceso, forzar la voz, carraspear constantemente, toser de manera forzada, etc. 
  • Uso inapropiado del tono y de la intensidad de la voz: elevar la voz, gritar, etc. 
  • Posición corporal y respiración inadecuadas para la emisión de la voz
  • Tensión muscular en las zonas de la cara, cuello y hombros
  • Infecciones de las vías respiratorias superiores
  • Enfermedades gastrointestinales y reflujo gastroesofágico 
  • Falta de formación en técnica vocal  

Cómo cuidar la voz de un profesor

En la actualidad, muchos maestros y profesores carecen de información sobre educación vocal y sobre cuidados de la voz en docentes. Todo un error si tenemos en cuenta que es su principal instrumento de trabajo. 

Para evitar riesgos y problemas serios, es importante saber cómo practicar una buena higiene de la voz y tomar las medidas oportunas. Por esta razón, a continuación, te damos una serie de consejos con comportamientos que debes dejar a un lado y algunas recomendaciones:

  • Consumir como mínimo 2 litros de agua (ni muy fría, ni muy caliente) para mantener una correcta hidratación de las cuerdas vocales. 
  • Evitar la ingesta de alcohol y la cafeína, así como el tabaco. 
  • Llevar una alimentación sana, ligera y fácil de digerir. 
  • Tener una rutina de ejercicios vocálicos todas las mañanas que te ayude a calentar las cuerdas vocales.
  • Sortear situaciones de estrés o cualquier otro estímulo psicológico negativo que te puedan causar tensión muscular. 
  • Practicar de forma regular actividad física y ejercicios que contribuyan a la relajación muscular (yoga, pilates,body balance, taichi, etc.). 
  • Dormir, al menos, 8 horas diarias. La falta de sueño afecta negativamente a la salud vocal. 
  • Usar amplificador de voz en lugar de gritar o forzar la garganta más de la cuenta. 
  • Recurrir a un profesional experto (logopeda, foniatra, otorrinolaringólogo, etc.) para que te enseñe a hacer un buen uso de la técnica vocal y de la respiración.
  • Realizar controles médicos periódicamente con el propósito de detectar posibles patologías.
  • Consultar a un especialista si se presentan síntomas como, por ejemplo, voz ronca, afonía, pérdida de audición, problemas respiratorios, etc. Nada de automedicarse.