Al hablar de tecnología educativa, nos referimos a todas aquellas aplicaciones, plataformas y herramientas digitales cuyo uso y gestión están contribuyendo significativamente a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, además de fomentar el desarrollo de nuevas competencias entre los estudiantes.
A continuación, te explicamos las tendencias y los retos que, hasta la fecha, parece que marcarán un antes y un después en el ámbito de la Educación a lo largo de este curso 2021/2022.
Con motivo de la pandemia de la Covid-19, el sector educativo se vio obligado a tener que acelerar su transformación digital. Esto supuso la consolidación de la educación híbrida o e-learning, la cual combina las ventajas de la formación online con las de la presencial.
El resultado: un modelo educativo orientado hacia la inclusión y el aprendizaje personalizado. Esta adaptación a las necesidades individuales de cada estudiante hace que este sienta una mayor motivación y se comprometa más con su propio proceso de aprendizaje y, por consiguiente, alcance mejores resultados académicos.
Por un lado, la Inteligencia Artificial (IA) es un gran apoyo para los docentes, ya que les ayuda a automatizar tareas repetitivas, evaluar más rápido, preparar contenidos para los estudiantes y personalizarlos o realizar funciones administrativas.
Por el otro lado, esta tecnología educativa facilita el aprendizaje de los estudiantes a través de herramientas como, por ejemplo, los chatbots que funcionan como auxiliares pedagógicos, resolviendo sus dudas y afianzando los conocimientos.
Esta consiste en aplicar el Big Data a los entornos educativos online. De esta forma, el docente tiene la oportunidad de recopilar, medir y analizar información relacionada con la actividad de sus estudiantes (contenidos más vistos, tareas realizadas y pendientes, aspectos más y menos interesantes, problemas que hayan surgido durante la lección o curso, etc.). Y, a partir de los informes obtenidos, comprender los resultados e implementar mejoras en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Si bien los usos de esta tecnología educativa son de lo más variado, lo cierto es que la mayoría de ellos se enmarcan en el ámbito de la Educación Superior. Algunos de los más habituales son:
Se trata de una metodología educativa que agrupa las áreas de conocimiento de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, y las combina para trabajar la resolución de problemas en el aula.
Mediante el aprendizaje colaborativo y autónomo, siempre con el docente como guía, se plantean preguntas o situaciones reales a los estudiantes y ellos se encargan de examinar su entorno, buscar información, elaborar hipótesis, ponerlas a pruebas y obtener resultados. Se trata de aprender haciendo, al mismo tiempo que se establece una conexión entre los conceptos adquiridos en clase y la vida fuera del centro educativo.
La aplicación de la Realidad Virtual en el aula permite reproducir digitalmente objetos, figuras o monumentos para que el estudiante interactúe con ellos o recrear posibles escenarios históricos o cotidianos para que, en este caso, ponga a prueba sus conocimientos enfrentándose a retos.
Además de conseguir despertar el interés de los estudiantes y convertir las horas lectivas en una experiencia divertida, esta tecnología educativa fomenta que se impliquen en su proceso de aprendizaje y participen activamente en él.
Algunas técnicas muy comunes a la hora de utilizar la realidad virtual son: la gamificación y el metaverso.
El uso de las redes sociales es otra opción para tener en cuenta en el ámbito educativo. Estas plataformas pueden ser un medio para que los docentes transmitan conocimientos divulgativos y para que los estudiantes sociabilicen con sus compañeros, trabajen en equipo, intercambien material de estudio u otros recursos didácticos e, incluso, debatan sobre determinados temas.
Los robots educativos son una tecnología educativa que ofrecen múltiples posibilidades en clase debido a su fácil integración y adaptación en proyectos multidisciplinares y prácticos.
De este modo, se contribuye al desarrollo del pensamiento lógico en los estudiantes, a generar interés por el mundo científico y tecnológico, al aprendizaje basado en problemas y, lo más importante, a formar a las futuras generaciones en algunas de las profesiones más demandadas del siglo XXI.
Durante los últimos años, la tecnología educativa ha ido ganando terreno en las aulas. A pesar de esto, muchos maestros, profesores y pedagogos consideran que la formación que reciben al respecto por parte de las instituciones educativas en las que desempeñan su actividad no es suficiente.
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